Poliana Lima

Tiempo que pára aunque en movimiento.
Tiempo, movimiento y cuerpo.
El atragantado, lo que no pasa, lo que se repite. Fuerzas que tiran hacia adelante y hacia atrás. Cuerpo partido, numerosas direcciones y voces.
¿Para dónde y por dónde ir?
¿Al final, qué camino es ese?

Cuerpos sin superficie. Figuras, formas, siluetas en el espacio. Coleccionarlos. Cazarlos y domesticarlos.

Atávico, sin intención de crear una narrativa, plantea una experiencia escénica conectada con las sensaciones de violencia y su repercusión en el cuerpo: los paisajes que, como fuerzas ocultas, nos hacen víctimas y verdugos a la vez.

En esta propuesta apostamos por los cuerpos “cotidianos”, fuera de los patrones estandarizados, con la firme voluntad de compartir la belleza del movimiento y la gestualidad cotidianas más allá de los cánones, así como la danza más allá del virtuosismo.

"Las cosas se mueven pero no dicen nada" es una coreografía sobre las posibilidades de movimiento y sobre la permanencia. De forma abstracta la pieza se apoya en la idea de que todo en la vida está en movimiento constante, y que todas las cosas vivas se mueven. Por existir, por su puro moverse, las cosas tienen su valor y belleza. En este sentido, la pieza es un homenaje al movimiento y una invitación a su simple contemplación. Por otro lado la pieza cobra otros posibles significados, por la própia atmosfera que genera, en la cual, entre otras tantas posibles lecturas se puede leer una humanidad que intenta, que se mueve, que empuja, pero que no sabe a donde ir.

Sin nombre, sin identidad. El cuerpo y su naturaleza física, sensual.

Animalidad y formas oníricas que se pierden y reaparecen, se mezclan y se separan. Lo familiar y lo desconocido en la propia carne viva.

Carne en movimiento, cuerpo renegado y reivindicado, espacio de lucha y de conciliación entre lo humano y lo animal.

Atávico, sin intención de crear una narrativa, plantea una experiencia escénica conectada con las sensaciones de violencia y su repercusión en el cuerpo: los paisajes que, como fuerzas ocultas, nos hacen víctimas y verdugos a la vez.

En esta propuesta apostamos por los cuerpos “cotidianos”, fuera de los patrones estandarizados, con la firme voluntad de compartir la belleza del movimiento y la gestualidad cotidianas más allá de los cánones, así como la danza más allá del virtuosismo.

HUECO es un solo de contemporánea que trae a la escena la idea de vértigo. Sea el vértigo que se siente en la vorágine de una búsqueda (de un deseo, de un camino, o un sentido), sea el vértigo a la permanencia (estabilidad, compromiso, o algo que perdure), o el vértigo que se siente frente a lo desconocido. En HUECO este cuerpo solitario es lanzado al espacio vacío de la escena. Un cuerpo expuesto que vive, encarna y expresa el vértigo al mismo tiempo que busca y desea bailar.

Desde Marzo de este año vengo acompañando el proceso creativo de HUECO. La nueva pieza de Poliana Lima que desarrolla en la residencia de los teatros del CANAL. El trabajo de Poliana es crudo y arriesgado no solo en lo físico sino también en su búsqueda por una verdad que no existe aun y esta siempre por revelarse. Esa es la aventura en la que todo artista debería embarcarse, ir detrás de aquello que no tiene forma aun. Detrás de una intuición única que despliega su deseo. Cuando veo a Poliana trabajar queda revelada toda su vulnerabilidad en ese intento incansable de acercarse a algo que esta oculto hasta para ella misma. Esta siendo para mi como artista muy inspirador poder acompañar este proceso creativo y volver a pensar el cuerpo y el movimiento junto a ella. Lanzarnos en esa aventura maravillosa de inventar un cuerpo, o dejar que se revele ese cuerpo que ya esta ahi en ella, pero permanecía oculto.

Cuerpo-trapo es una performance duracional creada en el marco del proyecto europeo Performing Gender. Cuestiones alrededor de la (in)visibilidad de género, clase social e inmigración se relacionan con la identidad en esta performance creada para el Museo Contemporáneo de Zagreb, Croácia.